viernes, 24 de abril de 2015

FEOS Y GUAPOS.


Observen la fotografía:


¿Qué huevo más raro, no? No sé si se aprecia bien en la fotografía pero... ¿Notan que el menos moreno tiene una forma bastante más alargada de lo "normal"?
Pongo "normal", así, entre comillas, porque realmente el pobre huevo no es anormal, sino poco habitual.
Estamos acostumbrados a alimentos estéticamente correctos, agradables de a la vista, todos cumplen las medidas de 90-60-90, son homogéneos, y no destacan a la vista ni por sus cosas buenas ni por sus cosas malas. Cuando vamos al supermercado nos encontramos con manzanas lustrosas, brillantes, redondeadas, clónicas, tan perfectas que casi parecen artificiales. Lo mismo pasa con los pimientos, con los huevos y con un sin fin de alimentos más. Y, de repente, llega un día en el que te encuentras un huevo con esta forma alargada o con una manzana que no brilla... y te preguntas ¿Esto estará bueno? ¿Me pondré malo si me lo como? La respuesta es: no.

Lo cierto es que estos atípicos ejemplares son bastante más comunes y su hallazgo es más frecuente de lo que pensamos, pero no llegan al consumidor simplemente porque no cumplen con los "requisitios estéticos" del mercado. Simplemente no son agradables a la vista y se desechan (y no son agradables a la vista porque nos han acostumbrado a lo que podríamos llamar un "canon de belleza de los alimentos", por lo que todo lo que se salga de lo estipulado nos parece raro, e incluso, insano). Quizá ahora estaréis pensando en la gran cantidad de alimentos que se desechan por un simple capricho visual. Y así es.

En definitiva podríamos decir que este huevo ha conseguido colarse y superar con éxito todos los castings de un concurso de belleza.

Lo que quiero transmitir con esto es un poco de concienciación y hacer saber que raro o atípico no es sinónimo de malo. Lo mismo pasa con las personas, feas y guapas, sus ideologías, sus gustos, su forma de vestir...cada uno es como es. Al fin y al cabo, en la diversidad está la clave de nuestra existencia.